martes, 18 de noviembre de 2014

Me encontraba junto a ella, generando sonrisas por nuestras ocurrencias, dos mentes que sin importan las circunstancias se hacían compañía. En uno de nuestros momentos de locura desmedida y tranquilidad absoluta, mirándome a los ojos, me dijo -Quédate conmigo, no te vayas.-
Sentí que sus palabras eran sinceras, por lo tanto tenía que agradecer por haberme dado su verdad sin habérselo pedido con algo similar, no por obligación, ni por educación, simplemente soy esa clase de persona que valoran los hechos por su realidad. 
Me volví hacía ella que se encontraba expectante a mi respuesta con ojos tiernos y curiosos, le dije afectuosamente por lo que despertaba en mi interior su presencia y cada uno de sus gestos  -Espero nunca irme.-
Compartió conmigo una tímida pero cálida sonrisa que iría en incremento hasta dejar ver las perlas entre su boca, esto me hizo pensar aun más en lo loco que estaba por ella, sin embargo ella me saco del trance en el que me había inducido, diciendo: Espero que nunca lo hagas.-
Acto seguido la acerque a mi cuerpo y la abrace cubriéndola de la brisa de viento de aquel día, y así se quedo, entre mis brazos y recostada sobre mi pecho.