domingo, 28 de octubre de 2012

Aliméntate de mis demonios, aléjalos de la oscura penumbra que me rodea
has el pacto hasta sellarlo con un beso. Tómame en tus brazos sálvame del frío de las oscuras noches de soledad donde la luna es la única que me acompaña.

¿Cuantos barcos de abundante soledad tendré que abordar hasta encontrar uno que llegue a tu frío y lastimado corazón? Ya no quiero viajar más por aguas furiosas y turbulentas, quiero encontrar tierra firme y quedarme en tu tranquilidad, hasta que tu indiferencia se canse de mi amor errante y verdadero.

Por lo menos déjame ser prisionero de tu amor, aunque duela, aguantare hasta que te canses de torturar mi corazón. No me dejes en la eterna soledad, dame alas y enséñame a volar a tu lado, hasta caer en picada.

Despiertame de mi sueño y hazlo realidad, sé que ya muchas veces te he hablado de amor y de mi deseo de poseer tu ser, pero por lo menos tómame de la mano y dime tu verdad y si es mucho pedir matame con ella si crees necesario. Bebe mi sangre para calmar tu instinto vampirico, ese que en las noches te ha de despertar los sentidos y ha de enloquecer los míos.

martes, 23 de octubre de 2012

Guarda silencio, dejemos que nuestros ojos hablen con las palabras que hemos callado por tanto tiempo. Esas palabras que han estado tan escondidas, y han evitado los labios, pero que en nuestros cristales de agua pura, golpean y se mueven con fuerza como aquellas olas golpean las rocas, intentando derribar muros de silencio y ser libres al viento, intentando llegar a los oídos de quien quiere escuchar, intentando penetrar el pecho y llegar al corazón.

Deja que el lamento se esfume, que se ahogue y se pierda en el mar tan profundo, dejando la mente clara, tan transparente como el agua, tan transparente como el alma misma.

Nuestros labios se buscan constantemente, las palabras parecen no ser suficientes para liberar el corazón de su atadura, de su cautiverio, de esa cárcel de silencio de la que ha sido esclavo durante tan largo periodo. 

Libera este palpitar de sus dudas, miedos e inseguridades, de su tendencia a ser siempre tan duro como hierro, tan lleno de cicatrices. Cura este palpitar con tu mirada tan completa de belleza y verdad, con tus manos rebosantes de delicadeza y cuidado, con tus labios tan llenos de perfección y exquisito sabor.