jueves, 10 de diciembre de 2015

Doble filo.

El beso, una conexión de dos piezas de un rompecabezas que desea encajar, es sentir que la otra persona te complementa, es sentir que el tiempo se detiene y que se puede perder la noción de este, a su vez puede ser la declaración más sincera de amor que una persona te puede regalar o por el contrario puede ser la mentiras más grande que alguien te puede decir, es sentir mariposas en el estomago como dirían los enamorados para explicar el revolcón de sensaciones aunque después puede ser un huracán que te destroce y que tengas que reinventarte, sin embargo más allá de todo, de eso se trata el amor, de sentir la alegría más incontenible e indescriptible o la tristeza más insufrible y lacerante.

miércoles, 3 de junio de 2015

Carta corta de un recuerdo.

Un recuerdo totalmente vivido... La primera vez que cruce con sus ojos, en aquel momento solo pude observar y grabar su rostro en mi mente, sus pupilas color marrón con un brillo que te cautiva me llenaron de calma, ellos parecían indicarme que nos necesitábamos y, que por supuesto queríamos porque ambos eramos culpables de todo lo que ocurrió, en especial de las cosas buenas, por eso, por sus ojos me declaro culpable de mis actos y aclaro que no me arrepiento de ninguno de ellos. Recordar esos momentos en cierta medida te llena de satisfacción pues a pesar de que ya no siga en pie me alegro de haberlo vivido, cada experiencia me hizo vivir, por ello ella era como el arte pues me hacia sentir algo.

domingo, 24 de mayo de 2015

Nos sobran los motivos - Joaquin Sabina

"Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré, ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran más por ti."

sábado, 25 de abril de 2015

He vivido lo suficiente para afirmar que siempre es bueno tener a una mujer a tu lado y es que ellas pueden estar a tu lado de muchas maneras, algunas pueden ser tu amiga, otra tu cómplice o tu acompañante de viaje, de experiencias, puede ser quien te complica la vida pero no imaginas la realidad sin ella, otra puede ser quien en ciertos momentos te acercara su hombro para consolarte, quien te cuida y quien te quiere, sin embargo es mucho mejor y mas interesante cuando encuentras todas esas maneras en una misma mujer y que afortunados son los que ya la encontraron.

martes, 24 de febrero de 2015

Allí, donde el silencio es un regalo para escuchar, las aves generan su sonar y ambientan el momento, el paisaje ante mis ojos era mi prioridad, no podía dejar de asombrarme por la hermosura del lugar donde podía observar las curvas de cada montaña, donde el bullicio de la ciudad no podía llegar y las luces de la misma eran un adorno que hacia relucir lo poco que se lograba reconocer.
Nuestro universo y la naturaleza son tan asombrosos que te da la posibilidad de elegir hacia donde mirar, pues el paisaje estaba engalanado con la compañía de la luna que desde que la oscuridad se presento, ella se asomo para exhibir e iluminar con su belleza.
Mi cabeza giraban hacia todas las direcciones, podía observar el cielo donde también estuvieron presentes las estrellas que titilaban como si trataran y quisieran comunicarse, las nubes no se quedaron atrás, pues por momentos me privaban de la luna, pero en otros la hacía resaltar aun más.
Allí, donde nada más importaba, donde la mente se me quedo en blanco porque no podía pensar en nada más, donde la noche se me fue en un instante con la compañía y las risas, allí donde mi boca se quedo muda pues no hay una palabra más exacta para describir tanta belleza.

martes, 20 de enero de 2015

Aquella noche era estrellada acompañada de una luna enorme que iluminaba todas las calles de la ciudad e hipnotizaba a los aficionados como yo a su resplandor y su compañía, sin embargo ella no era mi única compañía esa noche, pues me disponía a encontrarme con alguien más.
Espere un momento sentado en una silla que se encontraba cerca al lugar del encuentro esperando a la dama; pasaron unos minutos y voltee mi rostro hacía la esquina por donde pasaría ella y apareció, recuerdo que se veía hermosa, llevaba un vestido rojo que la hacía ver muy atractiva, al mirarla le sonreí, ella hizo lo propio con una dulce sonrisa, se acerco y se sentó a mi lado, le dí un beso en su mejilla pero cerca de sus labios que tenía pintados de color rojo, resaltaba su boca, su sonrisa y la hacía ver muy provocativa.
Después de una larga velada juntos donde bebimos, jugueteamos y sonreíamos, la lleve a su casa...
Al estar en frente de su puerta le agradecí por la gran noche, había pasado un momento muy agradable y quería hacérselo saber. Me miro con sus enormes pupilas color marrón y en seguida me dijo: La noche aun no acaba, me gustaría que me hicieras compañía un rato. No  pude negarme, deseaba estar con ella y entre ambos la atracción era inminente, nuestras miradas y sonrisas eran evidencia de ello.
Ya cómodos dentro de su morada nos dispusimos a beber un poco de vino, con una sonrisa amable me acerco una copa.
El tiempo se nos fue entre historias y más risas, para mí, el tiempo parecía no avanzar, tenía una sensación de plenitud que distrajo mi atención del tiempo, además estaba junto a ella y era suficiente motivo para perder la noción y tal vez podría perder también la razón debido al deseo que quemaba en mi por aquella mujer.
Cada vez estaba más cerca de mi y de sus labios bien pintados de rojo que me tentaban dijo: hace un poco de calor ¿no te parece? La mire simulando no entender lo que decía y le respondí con una sonrisa y tratando de confundirla un poco: depende de que calor estés hablando. Al instante me miro con asombro, sin embargo me hizo una sonrisa picarona.
Se acerco a mí, se dirigió a mi oído y a voz baja, casi con un susurro me dijo: tengo calor en todo sentido. Dicho eso, sentí una onda eléctrica que pasaba por mi espalda, sin duda había encontrado un punto débil, aquello y sus palabras avivaron las llamas del calor de nuestros cuerpos deseosos.
Posteriormente, nos miramos y me acerque a su boca, tenía un sabor que junto con el vino hizo una buena combinación, fue un beso lento que al instante se convirtió en un apasionado beso que poco a poco aumento y entrecorto nuestra respiración, nuestras lenguas se enredaban por la pasión que emanaba por cada poro de la piel.
Las caricias no se hicieron esperar, lentamente fui tocando su cuerpo y sentí vibrar su deseo con cada caricia, ella percibió que mis manos se dirigían hacia sus piernas y subí un poco su vestido, de pronto tembló en reacción a las tentaciones a las que yo la invitaba.
Tras un momento, debido a el deseo que nos embriagaba se sentó encima de mi, debo admitir que me encanto tenerla sobre mí, tenerla tan cerca, besando sus labios que aumentaban la excitación y sintiendo el calor de su entrepierna que se empujaba hacía la mía.
Nuestra piel era fuego, nuestras caricias avivaban las llamas de las ganas que sentíamos de desnudar nuestro cuerpos, la ropa empezó a estorbar y me concentré en bajar su vestido lentamente hasta que su torso estuvo desnudo, frente a mi estaban sus senos, los acaricié y besé paulatinamente, después me deslice hacía su cuello y lo besé, luego respiré cerca de su oído y la excitación aumento, al parecer teníamos un punto débil en común.
Acto seguido, me quito la camisa y empezó a aferrarse cada vez más a mi, me rodeo el cuello con sus brazos, sus uñas rayaban mi espalda cuando presionaba su matriz contra mi miembro erecto pues mi deseo por ella incrementaba con cada beso, caricia y movimiento que realizaba hacia mi, cada uno más sensual que el anterior.
No pude aguantar más y la tire suavemente sobre el sofá, baje más su vestido quedando solo con sus panties color negro. Lo que paso enseguida preferiría no ser especifico y dejarlo a la imaginación, pero si me permito decir que nuestras lenguas fueron utilizadas para algo más que hablar, jadeábamos de placer, fue una montaña rusa de sensaciones para ambos, nuestros rostros y la conexión que se estableció entre nosotros mostraban excitación y éxtasis en todo su fulgor.
Se reincorporo después de mantener un momento tumbada sobre el sofá con respiración agitada y entrecortada, nuevamente se sentó sobre mi, sentía sus glúteos en mis piernas y los tome entre mis manos, eran firmes, con curvas definidas y me volvía loco, al estar desnudos no pudimos aguantar más y entré en su feminidad, se movía de arriba a abajo y podía escuchar sus suspiros cerca de mi cuello, cerca de mi oído y el placer era cada vez más intenso, me hacia estremecer por completo, sus caderas se movían en todas las direcciones y podía observar en su sonrisa que se asomaba entre sus gemidos el deleite y la satisfacción de sentirse una mujer deseada.
Acaricié y besé todo su cuerpo, no hubo espacio que haya olvidado, aun logro recordar el vaivén de nuestros cuerpos y movimientos en aquel sofá. Cuando finalmente nos embriagamos de deseo y placer nos tumbamos sobre el sofá juntando nuestros cuerpos desnudos tratando de recobrar el aliento; paso un buen rato en el que seguimos charlando, escuchando algo de música y tomando vino, poco a poco nos fuimos acercando, pronto el calor empezó a incrementar y continuamos lo que ya habíamos iniciado.