martes, 4 de septiembre de 2012

Recuerdo de un asesino sin compasión.

La vi partir con llanto en sus ojos y un cuchillo atravesado en su pecho,
era un llanto tan puro y sincero que sus lagrimas parecían mas transparentes de lo normal, cada gota caía y parecía purificar el terreno, sus lagrimas se unían al charco color rojo que inundaba el piso y que manchaban mis manos, el color de su piel era pálido y su mirada estaba perdida hacia el vacio como mirando a un punto fijo, sin parpadear, mordía un poco sus labios con las perlas que tenia como dientes intentando silenciar el dolor y evidenciando una frágil pero cálida sonrisa.

Aún recuerdo las palabras previas a su último soplo de vida "Por favor, no me hagas daño" esa odiosa frase, esas odiosas palabras, esa odiosa suplica, no me importo nada, solo quería hacerlo.

Su voz era muy dulce y delicada, tan dulce como cualquier noche de luna llena, tan delicada como la de cualquier mujer pero eso no fue suficiente para detenerme, las manos no me temblaron y mucho menos el pensamiento para hacer lo que hice.

A pesar de que no me temblaron las manos ni el pensamiento, me tembló el dolor por el cuerpo en especial en los labios, había asesinado a sangre fría a mi único amor, ese amor que nunca se dio cuenta de este deseo de ver su sangre en el suelo, en mis manos, en mi cuerpo y en mis labios.

Su cuerpo ya sin vida me indicaba que era hora de partir para mi también, procedí a sacar el ensangrentado cuchillo de su pecho y así como ella partió, partí yo, con el cuchillo en el pecho pero sin llanto, con mirada fija pero hacia aquella encantadora dama que mire con ternura por última vez, con sonrisa cálida pero sin morder mis labios no quería silenciar el dolor, la hermosa curva de su boca lo haría por mi, sonreí porque sé que aun en la otra vida estaré besando sus labios y teniendo su cuerpo junto al mío. 

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